La
eternidad no es para mí / tampoco permanecer en la tumba que te escarban /
somos un espectro de lo que nunca dejamos / los árboles sin tener semilla / el
piano jamás tocado. Los objetos se quedan con los demás / nosotros los
dejaremos / abandonaremos los espíritus que nos acompañaron / las estelas
cubiertas en las almohadas / dejaremos el cielo rojo amarillento a punto de
colapsar un volcán / tiraremos los residuos de agua donde lavamos nuestras
caras / perderemos los dados que jugaron con la muerte a no nacer en un vientre
sino en una ilusión / nos quedaremos mudos de los oídos / huecos en los labios
y secos en los ojos / seremos parte de la ceniza y de esa memoria que nos revive en cada noche
mientras alguien nos pisa el cuerpo para enterrar a otro con miedo al olvido.
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